Al llegar al lugar, vimos que la fachada o entrada del templo funciona como una especie de snack, donde uno puede encontrar postres como pie de maracuyá o de manzana y sándwiches y papas rellenas. (Hechas a base de carne vegetal y verduras licuadas)
El lugar tenía mesas donde había unos hombres comiendo, no precisamente lo que estaba en el mostrador, sino un plato de arroz con alverjas como puré y col sancochada. Estos hombres, en su mayoría llevaban una especie de túnicas de color naranja y el pelo rapado, a excepción de una melena de pelo en medio de la cabeza, como si fuera un colita. Los que no, tenía polos de ese mismo color.
En la cocina había unas mujeres o como ellos las llaman, madres. Si bien, en esta oportunidad eran ellas las que se encargaban de los alimentos, los hombres también comparten esas labores como iguales.
La vivienda era una antigua casona, típica del virreinato, la cual, debido a la antigüedad, se encontraba en estado de deterioro, por lo cual los miembros de esa comunidad la estaban arreglando y refaccionando. En esta labor participan también todos, tanto hombres como mujeres.
A diferencia de los que vimos en la entrada, los que estaban dentro y se encargaban de las refacciones, llevaban prendas comunes, como polos, jeans o buzos. Algunos de los que pasaban por donde hacíamos el recorrido nos saludaban con un gesto de juntar las palmas de las manos diciendo “hare Krishna”. Según lo que no explicó nuestro guía, eso simboliza un saludo al ama.
Durante el recorrido vimos los cuartos, donde son compartidos según el sexo. Estas habitaciones carecen de muebles y sólo se pueden encontrar ropas o mochilas y alfombras con cojines, los cuales usan para dormir. Por otro lado, como vimos, así como también nos explicaron, los hombres o mujeres no sociabilizan a menso que sea para rendir algún servicio en la comunidad. Esto es parte de su vida de pureza sexual, para evitar relaciones sexuales ilícitas.
Uno de los últimos lugares que visitamos fue el de adoración, aquí ellos deberán sacarse los zapatos por tratarse de un lugar sagrado. Algunos se extienden el piso, con la cara hacia el suelo. Y pasean alrededor de las imágenes y estatuillas.
En cuanto al recibimiento de ellos, fue muy amable, aunque se podía observar que estaban con prisa pues muchos de los que estaban presentes habían llegado de otros países y ciudades por una festividad y, al parecer, debía reunirse en otro lado; y otros estaban atareados con las refacciones. Sin embargo había un grupo que solo paseaba y caminaba por el lugar, o al menos, eso nos pareció. Sin embargo, ya sea atareados o no, en general fueron muy amigables y abiertos a responder nuestras preguntas.
Al despedirnos nos invitaron a regresar y a unirnos a su pasacalle y festividades que se realizarían en el templo de chacrimar. Cuando nos regresábamos hacia nuestras casas, vimos también cómo un grupo de estos devotos Krishna andaban por las calles cantando y tocando tambores en sus atuendos naranjas. Al parecer, este es un recorrido frecuente y común pues los vecinos y transeúntes no parecían muy sorprendidos.
Aquí hay una mezcla de distintos rubros solicitados, por ejemplo contexto de la observación y sujetos de observación.